La batalla por los libros es la más antigua de todas, lo cuenta con gran destreza Irene Vallejo en El infinito en un junco. Quemar libros ocurrió siempre en la historia de la humanidad; ansiar bibliotecas fue también una manera de construir políticas más democráticas, extender el saber y el conocimiento. Lo contrario es restringirlo. Los libros nacen de los tejidos mismos, de las urdimbres que nos entrelazan como seres humanos. Quemar libros ocurrió en los peores años del conflicto peruano, se quemaron muchos. Tres veces fue incendiada la pequeña biblioteca del Colegio Los Andes en Huanca Sancos, Ayacucho, por ejemplo. Tesis de bachillerato y licenciatura fueron confiscadas en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, en la Universidad Nacional del Centro, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en La Cantuta, sin contar también la Universidad Nacional de Ingeniería.

La ignorancia de los pueblos es el ansia de las más conservadoras mentes autoritarias. Son años ya que grupos ultraconservadores buscan el poder. El proponente del Proyecto de Ley 904/2021-CR aprobado el 5 de mayo del 2022 en el Congreso del Perú es un pastor evangélico arequipeño, Esdrás Medina Minaya, del partido Renovación Popular. Pertenece al colectivo Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM) y se ha manifestado opuesto al enfoque de género desde hace ya varios años. Además, es muy cercano a grupos ligados a universidades no licenciadas por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu).

La demolición de la Sunedu ocurrió el 4 de mayo. Al día siguiente y en pocas horas socavaron al Ministerio de Educación aprobando con una mayoría absoluta el PL 904. Al derribarse el enfoque de género, personajes como este, buscan no solo controlar los cuerpos, sino eliminar cualquier atisbo de pensamiento crítico, cualquier atisbo que sea contrario a sus ideas. En el artículo 2°, Vigilancia de la calidad, del PL aprobado se indica lo siguiente: “Legalidad: El contenido de los materiales, textos y recursos educativos debe encontrarse acorde con la Constitución, la ley, la historia del Perú y del mundo y las diferentes normas que regulan el ordenamiento jurídico nacional.” Las negritas son del Proyecto Ley.

¿Por qué se ven en la necesidad de subrayar historia del Perú y del mundo?

La historia del Perú se vuelve un campo de batalla, como los cuerpos mismos, y también parece que la ciencia. Buscan derribar cualquier intento pensamiento crítico y cualquier intento de pensar en sentidos de una ciudadanía inclusiva. El artículo 4° del Proyecto Ley otorga un papel rector a grupos de padres de familia de tener injerencia en los materiales, textos y recursos educativos. El numeral 4.2 específica las áreas curriculares de Educación Básica, Personal Social, Desarrollo Personal, Ciudadanía y Educación Cívica, Ciencias Sociales, Descubrimiento del Mundo y Ciencia y Tecnología. ¿Qué significa esto? Qué instalarán un sistema de vigilancia perpetuo sobre maestros y maestras que osen enseñar más allá de los mandatos súper conservadores de grupos como CMHNTM. Nada que suene a idea crítica podrá ser tocado en el aula. Así como tampoco nada que se parezca a teoría de la evolución, teoría de la relatividad y ni qué decir, historia del Perú. Cabe preguntarnos: ¿Cuidarán de los niños y de las niñas que nacen como fruto de violaciones? ¿Seguirán con su doble moral hablando de “niñas madres”? ¿Seguirán golpeando a sus esposas y luego hablando de la “familia tradicional”? El universo de la pantomima y doble moral divide y reina en el país.

Ya tenemos en nuestro haber de políticas sociales un artículo 4° bastante problemático y es el relacionado a la Ley 28592 del Programa Integral de Reparaciones, que niega la condición de víctima a quienes hayan simpatizado o militado en grupos subversivos. Este artículo, por ejemplo, hace muy difícil que familiares de senderistas puedan inscribirse en el Registro Único de Víctimas (RUV) cuando quizás sus padres fueron asesinados cuando ellos eran aún niñas o niños y crecieron a merced de familiares que muchas veces los tuvieron como empleados en sus casas sin hacer que puedan estudiar. En momentos de conflicto las situaciones de violencia son muchas veces un Pantone de grises y no situaciones en blanco y negro. Las historias de violencia sexual contra soldados raso en situaciones vulnerables comienzan a salir a la luz con estudios históricos y antropológicos sobre el Ejército. Ya hubo una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos favorable porque una persona detenida no puede ser sometida a torturas y vejaciones sexuales. ¿Qué podrá enseñarse en las escuelas sobre historia del Perú? ¿El glorioso pasado inca y el crecimiento económico sin pasar por los casos de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, asesinatos, violaciones sexuales ocurridas entre 1980 y el año 2000? ¿Podrá contarse sobre casos de violencia más actuales, como el Baguazo, por ejemplo? ¿o, flagrantes casos de corrupción como el club de la construcción y el caso Odebrecht?

¿Qué aprenderán nuestros hijos e hijas en la escuela?

En el 2013 participé en las conmemoraciones por los 30 años de la masacre de Lucanamarca. El teniente gobernador tomó el micrófono para explicar que en gran medida la pobreza en la que se veían sumidos, el que no hayan sido capaces de defenderse durante los duros años de violencia que vinieron después de 1983, había sido porque habían perdido a sus autoridades. Estas habían sido asesinadas en diferentes momentos entre 1983 y 1984. Él reclamaba por una generación perdida que no habían tenido para dirigir a su pueblo. Ya han sido dos años de pandemia y más de doscientas mil muertes por Covid-19 que se suman a los casi setenta mil dejados por el conflicto y los más de veinte mil desaparecidos que seguimos buscando. No se les puede negar a nuestros hijos y a nuestras hijas una educación de calidad en la que no se les enseñe a ser ciudadanos y ciudadanas. Ellas y ellos serán los futuros líderes del país y deben aprender a pensar críticamente sobre el país, a formarse en comunidad, a respetarse mutuamente con sus identidades de género diversas. No se les puede negar el presente ni el futuro. Y eso no solo pasa porque regresen al aula, sino y sobre todo pasa por los contenidos de los materiales educativos: porque aprendan de ciencia, de historia del Perú y del mundo, de ciencias sociales, que tengan una educación sexual integral, y que sean capaces de reconocerse en esa historia que es tan nuestra. No dejemos a nuestros hijos y a nuestras hijas sin una generación que piense por propia cuenta, que reflexione y que sean capaces de sacar también sus propias conclusiones sobre el país.


Una abadía medieval italiana es el escenario para una historia de crímenes que contiene un gran secreto: El nombre de la rosa, una película y una novela que dan paso a pensar en un libro prohibido que cuenta sobre el papel transgresor de la risa. ¿Qué escandaliza más que la risa abierta, irónica, carnavalesca, antitotalitaria? La risa como fuerza liberadora del ser, la ironía como contrapuesta a dictaduras y totalitarismos. La risa que nace como el sexo de los más básicos sentidos humanos. Controlar la risa es controlar también las dimensiones humanas de las personas. En la novela hay una serie de personajes que encarnan esas ideologías ortodoxas y que se vuelven sombríos protagonistas que pierden la capacidad de reír, en parte también, la capacidad de asombro y de sentir. ¿Notan alguna semejanza con nuestra realidad nacional?